Publisher's Synopsis
No hay acontecimiento de la vida terrenal de Jesucristo que conmueva más a Dios Padre que su dolorosa Pasión. Jesús se lo hace saber a Santa Faustina, indicándole que se debe implorar la misericordia, de Dios Padre, recordándole la dolorosa Pasión de su amadísimo Hijo. El Corazón de Dios Amor está abierto de par en par a su misericordia cuando nosotros, los redimidos, nos detenemos a meditar, contemplar y adorar cada instante de la Pasión Redentora de Nuestro Señor Jesucristo. No hay momento ni argumento más propicio para suplicar por nuestra salud o la de un familiar o amigo.