Publisher's Synopsis
Justo Zaragoza (1833-1896) fue secretario del gobierno politico de La Habana y oficial del cuerpo de Voluntarios en la misma ciudad. Su obra mas importante, Las insurrecciones en Cuba. Apuntes para la historia politica de esta isla en el presente siglo, se publico en Madrid en 1872. En ella, Zaragoza defiende el concepto de la Integridad Nacional. Segun dicho concepto, Cuba era parte inseparable del territorio de Espana, y tratar de independizarla equivalia a atentar contra la nacion y la patria espanolas. Por ello, precisamente, su defensa de Juan Clemente Zenea, fusilado por el gobierno colonial de La Habana bajo la acusacion de traicion contra Espana, es la primera reivindicacion del poeta cubano, quien parece haber sido victima de una compleja traicion multiple, urdida por quienes -espanoles o cubanos- se oponian a la mision de mediacion pacificadora con la cual viajo en 1870 desde Nueva York al campo insurrecto, comisionado por el ministro de Ultramar de Espana para entrevistarse con el presidente de la Republica de Cuba en Armas, Carlos Manuel de Cespedes. Sorprendido por fuerzas espanolas -en lo que pudo haber sido una emboscada urdida mediante una delacion- Zenea fue hecho prisionero, cuando se proponia regresar a los Estados Unidos, en una playa del norte de Camaguey, enviado a La Habana, encarcelado en el tenebroso castillo de La Cabana y -al cabo de un largo proceso durante el cual se le nego la libertad ordenada en su favor por el gobierno de Madrid- fue condenado a muerte, sentencia que se ejecuto el 25 de agosto de 1871. En su opusculo Poesias postumas del malogrado poeta Juan Clemente Zenea (Madrid, 1871, Justo Zaragoza niega la razon y la justicia del proceso judicial que condujo al fusilamiento de Zenea, y lo hace desde la posicion de un espanol plenamente identificado con el concepto de la Integridad Nacional. Pero su indignacion ante la muerte de Zenea va mas alla de una impugnacion con inobjetables bases morales: es la indignacion de un hombre justo ante el asesinato "legal" de quien era, por sobre todas las posiciones politicas, un poeta cuya obra honraba al pais en el que habia nacido -Cuba- y a la cultura en cuya lengua hablaba y escribia: la cultura hispana. La reedicion facsimilar de esta obra no solo se dedica a la memoria de Juan Clemente Zenea, sino a la de su autor, Justo Zaragoza, quien le hizo honor a su nombre en medio de circunstancias politicas y sociales que hicieron perder el sentido de justicia a muchos de sus conciudadanos, tanto cubanos como espanoles. Y a manera de epilogo, se reproduce aqui el valioso testimonio de la ultima persona que pudo hablar directamente con Zenea, el dia antes de su ejecucion, sin verse ambos sometidos a la censura de los carceleros coloniales: Henry C. Hall, consul en La Habana de los Estados Unidos de America, pais del que Zenea era ciudadano. Fue Hall quien recibio de manos del poeta y salvo las paginas que despues se publicarian en Nueva York como el Diario de un martir, y quien recogio en su informe la declaracion final de Zenea, solo y esforzadamente valeroso ante la inminencia de una muerte urdida por la traicion: He met his fate with extraordinary fortitude.