Publisher's Synopsis
Que el microrrelato no es un argumento comprimido, sino una historia que se consume en la mínima cartografía de una cápsula sintáctica y también semántica, es algo que conoce muy bien el narrador cubano Rafael A. Inza. Tal es su credo y a él responde esta zona de su praxis literaria.
Dueño de un estilo singular, que comulga explícita-mente con eso que llaman realismo sucio, en el cual se inscriben varios de los premios recibidos y algunos de sus libros publicados, Inza goza del don, raro por poco concedido, de lograr una síntesis orgánica de las tramas, jamás lastradas por lo breve, y de poder alcanzar la máxima expresividad narrativa a partir de los pocos elementos que regala a sus lectores.
Medio centenar de Microrrelatos confluyen en este cuaderno, donde la máxima reducción de la historia y sus personajes explora y explota con eficacia sus potencialidades dramáticas.
Temáticamente, el autor se nutre de diversas fuentes. Así, nos ofrece tramas provenientes del absurdo, la ciencia ficción y la fantasía, como cadáveres pensantes, escenarios post-apocalípticos, transmutación, licantropía y vampirismo; versiones diversas de la historia sagrada; lo onírico y los estados alterados de la mente y el espíritu; irreverentes traslaciones de sentido sobre cuentos tradicionales para niños; filosofemas bien expuestos, y, sus favoritas: los escenarios bélicos y los rejuegos con los entresijos del poder real o divino en una poética cuyos signos rehúsan ser nombrados. Todo condimentado por un singular sentido del humor, donde se prefieren la ironía y el sarcasmo no pocas veces presentados bajo la forma de sugerentes paradojas, parábolas e hipérboles. También acude a la intertextualidad bien dosificada y de la cual no se salva ni el mismísimo Julio Cortázar.
Sobriedad y contención suelen ser rasgos característicos de la prosa de este narrador de microficciones, que se vale de técnicas narrativas como las mudas de punto de vista o de nivel de realidad para conseguir inesperados efectos dramatúrgicos dentro del ínfimo espacio tangible del relato. Destacan sus minicuentos, además, por la variedad en el uso del narrador, al emplear voces que van desde el omnisciente, su favorito, por la libertad y el dominio que le ofrece sobre la historia, hasta el difuso y desubicado narrador deficiente tras cuya presunta inocencia yace la crueldad; aunque sus tramas narradas en primera persona no pocas veces en la voz de un homicida suelen ser las más descarnadas y verosímiles.
Asisten a estos textos las cualidades del buen estilo literario, potenciadas por la brevedad. Dígase: claridad, concisión, densidad, precisión, sencillez, originalidad, variedad, atracción, ritmo, color, sonoridad y corrección, donde la fidelidad a la anécdota marcha pareja con la preocupación formal y estética. De modo que, junto a la tesis propuesta, se hallará el goce que produce la auténtica literatura de ficción.
En aras de que lo bueno, si breve, bueno dos veces, damos por concluido este intento de ofrecer, al lector, estas breves noticias sobre el narrador holguinero, cubano, Rafael A. Inza y las minúsculas gemas de su prosa.
Rubén Rodríguez, escritor y periodista cubano.