Publisher's Synopsis
En esta novela tierna, valiente y luminosa, Leonel Daimel García Aguilar nos entrega el diario íntimo de un corazón en metamorfosis. Gabriel -niña, niño, criatura del asombro- intenta habitar un cuerpo y una escuela que no le permiten ser. Pero entre los pliegues del uniforme, bajo la escalera del silencio o en lo alto de un asteroide imaginario, florece un lenguaje propio, hecho de ballet, coronas doradas, estrellas fugaces y ternura feroz.
Este libro es un abrazo. Uno que resiste, que pregunta, que baila. Un canto a la infancia que se atreve a ser distinta, y a la belleza de descubrir, sin permiso, quiénes somos.
Gabriel no quiere ser el último en la fila, ni el primero en los juegos que no entiende. No quiere cortarse el pelo, ni jugar fútbol bajo el sol, ni fingir que habita un cuerpo que no le pertenece. En cambio, sueña con coronas hechas a mano, cisnes que bailan en la penumbra y asteroides donde el silencio no duele. Sueña con ser quien es, aunque el mundo insista en negarlo.
Gabriel no entiende por qué su cuerpo no encaja en el espejo. No entiende los juegos impuestos, los baños de varones, ni las reglas que le impiden ser quien siente que es. Pero en medio de esa infancia que duele, aparecen la danza, la ternura de un abuelo, un asteroide secreto, y una corona hecha a mano que brilla con la luz del deseo más profundo: el de ser visto sin miedo.
Gabriel no es nombre de niña es una novela entrañable y audaz. Con una prosa poética, luminosa y cargada de símbolos, Leonel Daimel García Aguilar nos conduce a través de los silencios de una niñez distinta, marcada por la exclusión y la belleza. Es también un homenaje a los vínculos, a los refugios íntimos, y a la imaginación como forma de resistencia.
Esta es una historia que desafía los moldes, los uniformes, las etiquetas. Un canto delicado y valiente sobre la identidad, el amor propio y la posibilidad de inventar mundos donde ser uno mismo no sea una rareza, sino un derecho.
Esta novela, profundamente humana, nos lleva al corazón de una infancia que resiste. Con una prosa delicada, llena de imágenes y ternuras ocultas, Leonel Daimel García Aguilar construye un universo donde lo pequeño -una flor, un gesto, una voz que tiembla- puede ser el inicio de la libertad.
Gabriel no es nombre de niña es un canto a lo invisible, a lo que se calla y sin embargo brilla. Un relato necesario para este tiempo: honesto, valiente, y profundamente bello.
Eduardo René Casanova Ealo
Editorial Primigenios