Publisher's Synopsis
Después de estas Elecciones Presidenciales de 2018, Costa Rica está en vías de perfeccionar su democracia, tras un proceso generacional que ha dado un cambio de timón, en varios factores de interés nacional.
Un cambio de paradigmas cuando una juventud abandonada por los partidos tradicionales, en especial aquella juventud de la periferia (Guanacaste, Puntarenas y Limón) ante el problema del desempleo, se ha encontrado con el dilema de deber escoger, ya sea dedicarse más a la "industria sin chimeneas" con innovadores y creativos programas de turismo, de ecoturismo y de todo tipo de aprovechamiento de un turismo cada vez mayor, que lo lleva a habitar dichas regiones periféricas, o ya sea de regresar a la Meseta Central a hacer crecer los barrios marginales de la Capital. Una gran lección que podemos sacar de estas elecciones Presidenciales 2018 es el impacto relativamente atenuado de la campaña electoral en las zonas rurales, ya que se ha privilegiado como modalidad una estrategia mediática, para reemplazar las tradicionales "plazas públicas" que hemos conocido en un pasado no muy lejano, que permitía un mayor acercamiento de los ciudadanos con el candidato Presidencial de su preferencia y era un espacio igualmente para una confrontación de ideas para tratar de resolver los problemas tanto locales como nacionales. Asimismo, nos hemos encontrado al inicio del proceso con trece candidatos, por una perniciosa fisura en el sistema electoral que no contempla criterios más estrictos de incompatibilidades necesarias para no acumular funciones, de candidato a la Presidencia y candidato a ser diputado, y que la Elección Presidencial no sea utilizada como una plataforma para llegar a mantener al candidato de un partido, a su familia cercana, a sus amigos, compadres, en una lista de diputados. Dicho sistema ha permitido igualmente hacer proliferar un fraccionamiento muy grande de la representación de los partidos en la Asamblea Legislativa y al mismo tiempo, con resultados inesperados ante la decisión del SOBERANO tal como se deduce de la primera ronda electoral, de dejar dos candidatos de apellido Alvarado que aparentemente no tenían los equipos de gobierno necesarios para eventualmente gobernar solos, y ni una experiencia acumulada durante muchos años por los partidos tradicionales, por lo que suponemos que el SOBERANO decidió enviarlos a integrar una Asamblea Legislativa con mayoría de los dos principales partidos tradicionales (PLN y PUSC), aunque vamos ahora a necesitar recuperar la intención del SOBERANO de reducir a solo siete partidos en la Asamblea Legislativa, en vez de 13 partidos inscritos en dichas elecciones.