Publisher's Synopsis
A partir del tratado comercial firmado por la Monarquía Hispánica con las Provincias Unidas, los Roo, originarios de Ámsterdam, comienzan su andadura comercial, estableciéndose en los principales puertos que dispusieran de despacho aduanero, para iniciar su andadura vital, que los llevará a Dunkerque y Saint Omer en Francia; Coruña y Cádiz en España, Las Palmas y Tenerife en las Islas Canarias, La Habana; Campeche y Mérida en México, La Guaira y Caracas en Venezuela; y hasta Buenos Aires, Montevideo y Valparaíso ya en el Pacífico. Configurando una red comercial estable, de importación y exportación de especiería: como pimienta, clavo y demás productos demandados, que provenían de las colonias holandesas sustraídas a Portugal en el Lejano Oriente, así como productos especializados para la navegación de los navíos construidos en Holanda y los calados y bordados exportados desde los Países Bajos y Alemania, y demandados por las lejanas poblaciones asentadas en América y otras partes del mundo. Su estrategia consistió en asentarse con capital propio, y relacionarse con las principales familias que les abran las puertas del ascenso social, por medio de matrimonios, el ejercicio de cargos públicos y la Iglesia. Lo cual fructifica allí en donde se establecen. Se dan en este trabajo las claves de su éxito, así como las distintas ramas que configuran los Roo, bien en Dunkerque, Tenerife, Mérida y Campeche en México, Venezuela y Buenos Aires. Descendientes de esta familia fue el patricio mexicano Andrés Quintana Roo, y en Tenerife llegan a la canonjías de la Capilla Real. Sus últimos miembros emparentan con los Iriarte Cisneros, embajadores y eruditos, sin los cuales no se entendería el final del siglo XVIII, con el que termina el auge de la Monarquía Hispánica, y con él, el de la familia Roo.